OPINION

Necesito un reseteo

Julio Fajardo Sánchez | Domingo 15 de junio de 2025

A veces siento que estoy desfasado, que pienso en cosas que ya no existen y que no son posibles. Por ejemplo, creer que la democracia es un principio inamovible y que lo que nos ha servido hasta ahora tiene que ser inamovible. Todo ha cambiado. Hasta nuestra forma de relacionarnos lo ha hecho. Espero que pueda seguir escribiendo sin que me supere la existencia de la Inteligencia Artificial.

Junto palabras extraídas de lo que me aporta mi conocimiento sin reparar en que quizá mi conocimiento esté lo suficientemente actualizado. Ahora se habla de resetear al Gobierno sin saber cuáles son los parámetros que fijan el punto de partida y, sobre todo, a qué objetivo pretendemos llegar. Es complicado atreverse a pensar en medio de esta selva. El debate entre lo participativo y la fortaleza del liderazgo obliga a replantearse que las urgencias políticas son otras, y hasta las legitimidades se basan en principios diferentes a los que nos han servido hasta el momento. No es una interpretación de Maquiavelo sino la realidad.

Por ejemplo, la construcción del liderazgo obedece a la respuesta a una necesidad que se impone. Cuando Pablo Iglesias aprovecha el movimiento social y espontáneo del 15 M, no solo establece un sistema novedoso de ejercer la jefatura política, sino que lo extiende más allá, como una influencia dependiente de la que su grupo no puede desprenderse aunque ya no esté. Sigue siendo el dios in péctore de sus seguidores. Luego hay otros intentos fallidos, como el de Yolanda Díaz o Albert Ribera, que estuvieron a expensas de sus respectivas mareas sin consolidarse del todo. A Pedro Sánchez no le ha sido difícil copiar el modelo y aceptar esa fórmula de la inmediatez y de la virtud necesaria para afianzarse en el poder. En esto le imita Santiago Abascal, que se ha instalado en el sistema de supervivencia del lado contrario, ese que también está acabando con la democracia liberal en el resto del mundo. Quizá Ayuso se inspira también en las mismas mañas.

La democracia participativa ya no está de moda y los asesores y los expertos saben más que nosotros, fabricándonos paraísos inexistentes para canalizar nuestros deseos a su voluntad. Ahora se utilizan otras técnicas que, aplicadas a la sociología política, se explicitan todos los lunes en “The situation room”, de Iván Redondo. En eso reconozco que estoy un poco atrasado, pero nunca es tarde para regresar a la realidad, huyendo de la ficción en la que nos pretenden introducir cada día.

Quizá no sea el Gobierno el que se tenga que resetear, como exige Yolanda Díaz, y somos nosotros los que precisamos de un reciclaje urgente, los que no nos sentimos capaces de ver que la realidad nos sobrepasa. A pesar de que esto que escribo sirva para justificar y dar respuesta a mis dudas, no me satisface en absoluto. Sigo siendo del plan antiguo.

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