SOCIEDAD

Muere el cineasta Mariano Ozores

Redacción | Miércoles 21 de mayo de 2025
El director y guionista Mariano Ozores ha fallecido este miércoles a los 98 años en su domicilio de Madrid, dejando tras de sí una huella imborrable en la historia del cine español.

La Academia de Cine, que ha comunicado la noticia, lo ha definido como uno de los cineastas "más prolíficos" del país y un maestro indiscutible a la hora de arrancar la risa del público. La capilla ardiente se instalará esta misma tarde en el Tanatorio de la Paz, donde amigos, familiares y compañeros podrán rendirle homenaje.

Con 96 películas a sus espaldas y 90 millones de espectadores, Ozores fue un auténtico fenómeno de masas, ajeno a los dictámenes de la crítica y profundamente conectado con el humor y la sensibilidad de la calle. Para él, lo esencial siempre fue hacer reír, sin pretensiones, sin alardes, con una eficacia artesanal nacida del oficio y el conocimiento profundo del público.

Nacido en Madrid en 1923, Mariano Ozores era hijo de actores, Luisa Puchol y Mariano Ozores, y creció entre bambalinas, impregnado del espíritu del teatro popular. Desde los 17 años, trabajó en la compañía familiar como tramoyista, apuntador y lo que hiciera falta. Aunque intentó la interpretación, pronto descubrió que su lugar estaba detrás del telón y, más adelante, detrás de la cámara.

Fue autodidacta y observador. Recorriendo pueblos y ciudades con la gira teatral, estudió cómo y de qué se reía el público. Ese aprendizaje empírico lo volcó primero en el guion —debutando en 1952 con Ché, qué loco— y luego en la dirección cinematográfica. Su primer filme como director, Las dos y media y veneno (1959), estaba protagonizado por sus hermanos Antonio y José Luis, y su cuñada Elisa Montes, dando inicio a una carrera que marcaría a varias generaciones.

Trabajador infatigable, llegó a rodar hasta seis películas en un solo año —como en 1982—, en una cadena de producción frenética en la que escribía los guiones por las noches y dirigía de día. Sus cintas, de factura sencilla y producción modesta, eran sinónimo de éxito. En su cine se daban cita algunos de los rostros más emblemáticos del cine español, desde Lina Morgan a José Luis López Vázquez, pasando por Alfredo Landa, Gracita Morales o Concha Velasco.

Pero sería junto a Fernando Esteso y Andrés Pajares con quienes alcanzaría cotas inéditas de popularidad en la España del "destape". Con títulos como Los bingueros o Yo hice a Roque III —que incluso obligó a retrasar el estreno de El Imperio contraataca en España—, construyó un imaginario popular entre lo costumbrista y lo absurdo, tan celebrado por la audiencia como denostado por buena parte de la crítica.

En 2016, la Academia de Cine le concedió el Goya de Honor, reconociendo una trayectoria excepcional al margen de los cánones académicos, pero imprescindible para entender el cine español de la segunda mitad del siglo XX. En su discurso, Ozores tuvo palabras para sus hermanos, para los actores y técnicos con los que trabajó, y muy especialmente para "ese ente misterioso al que se lo debo todo, el público, el respetable público".

Con su muerte, se cierra un capítulo fundamental del cine español. Mariano Ozores se va como vivió: fiel a su estilo, ajeno a modas, y con la satisfacción de haber hecho reír a millones. Su legado perdura no solo en sus películas, sino también en la memoria colectiva de varias generaciones que, entre carcajadas, encontraron en su cine un espejo amable, un respiro, una fiesta.

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