Estamos a mitad de mayo, por san Isidro, y ya se sabe que es tiempo de decirle adiós a las lluvias aunque el sayo no te lo quites hasta que acabe el mes. Más o menos igual que siempre, porque la gran estadística es la que reflejan los refranes, que han tenido tiempo suficiente para asentarse en nuestro acervo. Algo parecido sucede con las cabañuelas, y con el tiempo de los indios que cortaban leña porque oían las predicciones climáticas de la Nasa, y de ésta, que pronosticaba un invierno muy duro porque los indios del Canadá estaban talando árboles como nunca. La vida es un ir y volver sobre estas cosas.
Ayer vino a visitarme un amigo con el fin de hacerme unas preguntas para un documental. No me acuerdo de lo que le dije. Quizá me fui por los cerros de Úbeda, que es la forma que tenemos de hablar de lo que nos interesa cuando somos demandados por otra cosa. Creo que le hablé de Los Sabandeños y los coros. Esa es la gran innovación, meter coros como protagonistas del folclore. Es un influencia muy lagunera, donde abundan los orfeonistas y venían todos los años al Teatro Leal la Coral Clásica de Pamplona, el Coro Santiaguín y el Maitea. También había una gran afición por el dodecafonismo, como demostraba la Palestrina del padre Adán, donde nos fogueamos con la música muchos de los integrantes fundadores del grupo folclórico.
Las cosas tienen su origen en algo más sutil de lo que parece. Luego están los cronistas para hacer sus interpretaciones, que casi nunca coinciden con la realidad. La realidad se consolida cuando las cosas se repiten, se clonan y se copian, hasta convertirse en normales. Por eso funcionan tan bien los argumentarios, que transforman a una sarta de mentiras en verdades irrefutables.
Yo he vivido bastantes años, los suficientes para distinguir donde están los engaños. El fraude está a la orden del día. He ido a primera hora a gestionar mi certificado digital. Es por mi seguridad, me dicen, pero yo me siento cada vez más controlado. Me gustaría que se exigiera también un certificado digital para la verdad. Así estaríamos todos más seguros, pero se ve que eso va a tardar en conseguirse.