OPINION

Asistir al nacimiento

Juan Pedro Rivero González | Jueves 01 de mayo de 2025

Hoy, a las 11:00 h., en la Catedral de La Laguna, asistiremos al nacimiento de un Obispo. Nace nuestro decimotercer Obispo Nivariense, en el calor emocional de la comunidad congregada en la Iglesia Catedral y con la alegría compartida de una familia eclesial. Nace para servir como todo lo que nace bien. “No he venido a ser servido, sino a servir”, nos dijo el Maestro como recordando la identidad de todo nacido en la comunidad de lo humano. Me alegra que haya puesto en el lema episcopal esa palabra radical -“para servir”- que evoca la intención de Jesús cuando instituye dicho ministerio.

En el ámbito deportivo, en el tenis por ejemplo, cuando un jugador comienza se dice que “le toca servir”. El saque de “servicio”. Poner la pelota en movimiento y ejecutar la primera acción del juego. Aquel que tiene un buen saque, ya en el servicio tiene mucho ganado. Tal es así que, dando por supuesto que cada jugador gana su servicio, romper el servicio es lo que todos buscan para sumar juegos a su favor. Un buen servicio es muy importante.

La disponibilidad inicial de aceptar una encomienda como esta es ya el inicio del servicio. El decirle sí a quien lo envía, y poner la vida en juego en la cancha en la que esta sociedad juega la partida, es el inicio de la partida. Y hacer que la vida continúe la partida, bien en suelo firme o en tierra batida. Servir siempre y servir a todas las personas.

Gabriela Mistral, en su poema El Placer de Servir es quizás una de las más directas y hermosas palabras escritas sobre este tema. En estos versos, la poeta chilena exalta la alegría y la profunda satisfacción que se encuentra en la entrega y la ayuda desinteresada. Describe cómo toda la naturaleza sirve y cómo los seres humanos también estamos llamados a hacerlo, encontrando en ello una alegría inmensa.

Toda la naturaleza es un anhelo de servicio. / Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. / Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; / donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; / donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. / Sé el que aparta la piedra del camino, / el que pone fin al problema, / el que siembra la alegría en el corazón triste.

Ya Francisco de Asis había soñado lo mismo con otras palabras: Señor, hazme un instrumento de tu paz: / Donde haya odio, que yo ponga amor, / Donde haya ofensa, que yo ponga perdón, / Donde haya discordia, que yo ponga unión, / Donde haya error, que yo ponga verdad, / Donde haya duda, que yo ponga fe, / Donde haya desesperación, que yo ponga esperanza, / Donde haya tinieblas, que yo ponga luz, / Donde haya tristeza, que yo ponga alegría.

Nacer para servir. Abrazar la vida como un acto positivo de servicio fraterno. Una digna decisión de poner en juego la vida dando vida de muchos modos a la vida de los hermanos. Y morir sirviendo, para que sirva la vida. No imagino de otro modo el sentido del nacimiento que hoy se produce en la Catedral.


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