OPINION

Caminando entre bostas y carretas

José Luis Azzollini García | Lunes 28 de abril de 2025

Aun no teniendo toda la certeza, puedo imaginar, lo que sucederá en el resto de nuestro país con el tema de las fiestas -en Europa si es fácil, por lo sosos que aparentan ser-; en Canarias, desde luego, es un no parar. Centrándome en Tenerife, no hemos terminado de celebrar la Semana Santa, con ese halo de santidad mezclado con lo lúdico-festivo y ya se está preparando el cuerpo para conmemorar las fiestas que resaltan lo regional, lo típico, lo nuestro. A las puertas de mayo ya tenemos encima las comuniones y en Santa Cruz, sus fiestas patronales. Pero, además, lo que marca el calendario es ir sacando del baúl: el traje típico, el timple, la guitarra, la bota de vino y los zapatos pisa-bostas. ¡Se abre la veda de Las Romerías! Aunque ya desde el mes de marzo, se han podido ver a algunos romeros dando vueltas por la isla. Los hemos visto por Barranco Hondo (Candelaria) que desde 1984, celebran de esa manera la festividad de San José. De la misma manera en El Calvario (El Sauzal), celebran en abril la festividad de la Virgen de La Piedad.

De las primeras en llegar con una importancia de “primera categoría” (por la gente que reúne) está, sin duda, la que hemos vivido en “Tegueste”; municipio del norte de Tenerife, metido entre medio de La Laguna, que le abre las puertas de par en par a todo el mundo del peregrinaje que deseoso del jolgorio y con dosis de devoción -bajo mi punto de vista, más de lo primero que de los segundo- se dan cita en ese punto de la isla. Tuve un jefe, Paco Aguiar (q.e.p.d.), que no se perdía una. Con el grupo al que pertenecía, venía de la isla hermana de Gran Canaria a disfrutar del momento. También es verdad que cada año daba la “casualidad” que justo por esas fechas se veía “obligado” a asistir a alguna reunión de trabajo en Tenerife. Y, como él mismo decía: “Si está de Dios…”. En esta localidad y desde 1969, se lleva a cabo esta romería en honor de San Marcos, donde lo más característico es el gran trabajo al preparar sus “barcos”.

Metidos ya en el mes de mayo, el primero de estos eventos tradicionales, lo podremos disfrutar en la capital de la isla, donde un baile de magos multitudinario, nos abrirá el apetito fiestero. Lo que comenzó por el 1935 de la mano de la Masa Coral Tinerfeña -según he leído en el Diario de Avisos-, ha llegado a nuestros tiempos con muchísima salud. Años atrás se trató de instaurar un “paseo romero” pero lo que viene impuesto, no termina de cuajar. En la ciudad, lo tradicional, se mezcla bastante con la otra gran fiesta de Tenerife -el carnaval- y tal vez sea ese el motivo por el que se puedan ver magos y magas con calzado deportivo o con sombreros de paja. ¿Alguien les dice algo? Puede ser que sí que se les diga, pero muy por lo bajini, pues el poderoso señor don voto, siempre está acechando y puede darles algún susto en las urnas, a quien trate de imponer lo tradicional, por encima de modas caprichosas.

En el mismo mes, se lleva a cabo el también baile de magos de Los Realejos y allí también se activará su romería en honor de San Isidro Labrador. Aunque la fiesta que se celebra en dicho pueblo tinerfeño , es una de las grandes por sí misma, lo que nadie desea perderse son los fuegos artificiales con los que comienza una celebración que les ocuparán prácticamente todo el mes de mayo. Un magnífico “pique” fogonero donde las calles de El Sol y La de El Medio, intentan conseguir, cada año, el mayor número de felicitaciones. La sabiduría y técnica de la pirotécnica Hermanos Toste, se mezcla con las de alguna participación nacional o internacional.

Acto seguido, casi sin tiempo a recoger del tinte los trajes que se han “llenado” de sabia popular, y ya metidos en el mes de junio, llegan los olores y sonidos de una de las grandes romerías de la isla -la rivalidad de, si es la más grande o no, depende de quién nos hable de todas ellas-. Para mí y habiendo vivido en La Villa de La Orotava una gran parte de mi vida, he de decir sin miedo a equivocarme, que puede que haya alguna más grande; pero, tan bien organizada y que respete tanto lo tradicional, permítaseme que lo ponga en duda. La rigurosidad viene marcada por sus promotores y desde el Liceo de La Orotava, no se andan con miramientos al impedir participar a toda persona que no vaya con el atuendo tradicional que marcan los cánones. Tampoco se permiten carretas que no hayan de ser tiradas por bueyes o vacas. Por no caber, no cabe ni un reloj en la muñeca. Y esto no solo en el día grande de la romería, sino en su baile de magos y en la romería chica o subida del santo. Se conmemora la festividad de San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, matrimonio de santos, a los que su población venera con un magnífico fervor. Todo el pueblo se entrega a sus fiestas patronales y desde la confección de alfombras, sus procesiones en la infraoctava de la Orotava, hasta que se levanta el último ventorrillo, la participación no es solo multitudinaria, sino entusiasta. Tuve la ocasión de participar en la carreta de la familia Domínguez -Domasa SA- y he de confirmar que vivirlo desde dentro, es una experiencia de lo más significativa. Mis hijos, que ahora viven fuera, intentan cuadrarlo todo para que, nada ni nadie, les impida cumplir con la tradición orotavense. ¡Viva San Isidro! ¡Viva Santa María de La Cabeza! Las “bostas” del título, viene del recuerdo de esa participación. Un recuerdo que se pisó, entró por la nariz y quedó en el coco.

Ya metidos en el verano, otra gran romería en importancia máxima, es la que se lleva a cabo en nombre de San Benito en la ciudad de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna. Esta es una romería que circula por sus calles llanas y eso se agradece mucho. San Benito es acompañado por una multitud con muchas ganas de folclore en el más amplio sentido de la palabra y aunque el traje típico es la seña de identidad mayoritaria, también es verdad que es algo más permisiva que la anteriormente mencionada. Eso no le quita ni un ápice de buen ambiente, pero sí que es verdad que le podría restar algo de valor si se viera desde un punto de vista más “purista”.

El verano toca a su fin con dos fiestas que, aun siendo algo menores, tienen su importancia por lo que representan. Me refiero a la romería celebrada en honor a San Roque en Garachico y a la de la Villa de Candelaria en honor a la Patrona de toda Canarias. En esta última, el paseo romero es más una multitudinaria peregrinación que una romería, pero se lleva a cabo con el mismo espíritu sacro-festivo que en las otras mencionadas.

En otras islas se dan también algunas romerías como son el caso de las de la Villa deTeror -Teró, dicho en la forma de Gran Canaria- festejando, en el mes de septiembre, a su patrona la Virgen del Pino. O la singular romería con San Roque de Playa de Santiago, en la isla colombina. Esta última tuve la ocasión de vivirla, cuando trabajaba en el Hotel Tecina y menos mal que no me puse el traje de mago, pues se lleva la imagen del santo en peregrinaje desde Playa Santiago a la Playa de Tapahuga, con un atuendo básico para una celebración marinera: bañador, camiseta y chanclas. Una de las romerías más divertida en las que he participado. ¡Viva San Roque!


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