OPINION

Visto y no visto

Julio Fajardo Sánchez | Miércoles 05 de marzo de 2025

Ver el mundo desde casa es fácil pero se corre el riesgo de obtener una versión distorsionada de la realidad. Dispongo de Gogle, de la radio y la televisión, de la prensa digital, de las redes, del WhatsApp y hasta de los ruidos que me llegan de la calle. Con todo esto solo obtengo una instantea, la imagen congelada de algo que es cambiante.

Hay más cosas. Están los antecedentes, los inmediatos y los remotos, pero esto, si no está ordenado por una observación reglada y rigurosa, no nos va a servir de mucho para obtener un juicio ajustado a la razón. Nada se presenta de manera independiente. Hasta la Historia está mediatizada para que cada uno arrime el ascua al calor de su sardina, y ya se sabe que las sardinas no son estufas.

No voy a opinar sobre Ucrania, ni sobre Trump, ni sobre Putin ni China, porque siempre me equivocaría. Observo sensaciones y eso no es suficiente. Hay un pesimismo que recuerda a la situación de los cristianos en las catacumbas, hibernando sus esperanzas hasta que vengan tiempos mejores. No sé si alguien está dispuesto a retirarse a sus cuarteles de invierno, pero se percibe la existencia de una ola que es difícil surfear. Ver al mundo desde casa tiene esas cosas.

La realidad Trump es deprimente, pero cuanto más deprimente parece menos evitable, de aquí que se organicen rogativas, ágapes, retiros y novenarios para mirarse el ombligo como una manifestación de impotencia. Es solo una sensación.


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