Y Fitur ha sido durante estos días -este fin de semana es abierto a todo el público- el escaparate para comprobar el "desafío total" que supone incorporar las nuevas y más disruptivas tecnologías a este sector, y cómo lo inundan todo en una doble dirección: por un lado son las mejores herramientas para promocionar servicios y destinos (simuladores, realidad virtual e inmersiva o pantallas gigantes) y por otro son uno de los mejores instrumentos (inteligencia artificial o minería de datos) para diseñar y gestionar el turismo del futuro.
El hotel burbuja incorpora -claro- textiles ecosostenibles, iluminación inteligente y eficiente con luminarias impresas en 3D con materiales reciclados, prototipos de camas adaptadas para propiciar elevados niveles de confort o sistemas de automatización que facilitan los trabajos cotidianos que realiza por ejemplo el personal de limpieza; y todo en una habitación presurizada donde los huéspedes o trabajadores pueden sobrevivir sin respiración artificial.
Pero en "Fitur TechY" se pueden ver avatares -que incorporan la inteligencia artificial y los sistemas conversacionales- que reciben al cliente a la entrada de un establecimiento y con los que pueden interactuar para, entre otras cosas, hacer la entrada o la salida; robots limpiadores; secadoras-desinfectantes de chanclas; o gemelos digitales operacionales capaces de intervenir en cualquiera de las múltiples fases del proceso turístico.
O proyecciones holográficas, o experiencias gastronómicas que elevan los niveles sensoriales al implicar a más sentidos -el de la vista y el del oído- con imágenes, sonidos o músicas que acompañan al plato; o los cada vez más populares "wipass" que conectan el mundo físico con el virtual.
Beatriz Heras, jefa de Proyectos y Transformación Digital del Instituto Tecnológico Hotelero y coorganizadora de este espacio en la Feria, ha subrayado la oportunidad de ver las innovaciones que se van a incorporar al sector durante los próximos años, y se ha mostrado convencida de que la inteligencia artificial, los avatares, la robótica "colaborativa" o las últimas tecnologías en la construcción o en el sector textil van a irrumpir también en el sector turístico.
En declaraciones a EFE, Beatriz Heras ha citado como ejemplo la trascendencia de los carros robotizados, que permiten a los limpiadores arrastrar cargas muy pesadas, y ha insistido en la utilización de las modernas tecnologías no sólo para promocionar destinos y servicios, sino para mejorar también la gestión del turismo y la experiencia de los huéspedes o para diseñar destinos muy diferenciados.
A su juicio, durante los próximos años va a crecer el número de turistas que viajan motivados por la innovación, no sólo para visitar parques temáticos o museos y espacios "tecnológicos", también atraídos por destinos o establecimientos que incorporen a su oferta (en restaurantes, habitaciones de hotel o ciudades) las últimas tendencias.
El Instituto Tecnológico Hotelero organiza desde hace varios años "Fitur TechY" junto a la Confederación Española de Hoteles y el propio IFEMA, y Beatriz Heras ha asegurado que se ha consolidado ya como uno de los mejores espacios para conocer tendencias, prototipos e innovaciones que "seguro" van a estar a disposición de los establecimientos y de los clientes durante los próximos años.
Los visitantes se agolpan en Fitur para sobrevolar Doha a bordo de un simulador de vuelo o para sentarse en la cabina de cualquiera de los trenes de Renfe que circulan por España; para sobrevolar a vista de pájaro las instalaciones del aeropuerto madrileño de Barajas; y para "visitar", aunque sea de forma virtual y gracias a las populares "gafas", cualquier lugar del mundo.
Y conviven esas innovaciones, los prototipos y las pantallas gigantes con el color propio del folclore local, con el artesano que fabrica ante los visitantes los puros habanos, y con las largas filas que se forman para participar o para experimentar. Aunque algo no cambia: las más largas siguen estando frente a los cortadores de jamón.