OPINION

El casting

José Luis Azzollini García | Lunes 10 de abril de 2023

Anda el escenario político revuelto, porque se está a punto de estrenar nuevos gobiernos y aún hay partidos eligiendo a quién ocupará el papel de protagonista en cada uno de estos escenarios. Siempre que llega este momento, me surge la duda de cómo se logra ser cabecera de partido en cada lista electoral. Antiguamente marcaba mucho la supuesta belleza del candidato, pero hoy ya no tiene tanto peso esa característica. Ese punto y determinados programas electorales, me invitan a hacer unas reflexiones pensando sólo en los cabezas de lista. El resto irá a sus respectivas poltronas, nos gusten o no sus caritas, simplemente, por el hecho de figurar sus nombres en unas listas cerradas. ¡Lamentablemente, seguimos igual en esa forma de elección!

Para los puestos de cabecera, se presentan unas personas que en algunos casos ya han estado ocupando ese sitio; y en otros, o han estado colaborando en pactos, o intentan por primera vez, ocupar la silla principal. Cada una de ellas y ellos, tratarán de convencernos en mítines, entrevistas y fiestas populares, la bondad de sus candidaturas. ¿Cómo se puede convencer a alguien de algo tan importante, con una fiesta como herramienta de argumentación? ¡A veces, nos merecemos lo que nos toca!

¿Pasarían un casting efectuado por consultaría externa? Puede ser que sí, pero de momento no se arriesgan. Tan poquito se arriesgan, que, siguen presentándose ante sus convecinos dentro de listas herméticas donde figurará un primer espada que en algunos casos ficharán cual si se tratara de un futbolista, y en otros repetirán la propuesta actual. Lo cierto es que, ni quienes están en el rebaño, ni quien actúa como miembro alfa, se verán sometidos a filtros previos, más allá de entrevistas con periodistas poco atrevidos y/o afines, que formularán preguntas que, de antemano, cualquiera de nosotros sabrá la respuesta. Tal vez, hagan el paripé de “unas primarias” para elegirles; pero en este caso, serían elegidos por su fans, aunque vayan a gobernar para todos. ¿Qué contestaría, por ejemplo, un Sr. Bermúdez sobre su propuesta para Santa Cruz que ya no sepamos? Entra dentro de lo probable que nos hable de su logro con la refinería, o de la nueva zona de baño que será la envidia de capitales de provincias turísticas, o su magnífico plan de mejora. Se sacudirá cuando le mencionen a A. Rodin, o la calle de San Sebastián. Pero contratacará con el plan del barrio del Toscal donde construirá un parking para que cuando vayas por allí, te sableen como hoy se hace en la Plaza de España. Aún con todo esto, de lo que seguro nos hablaría es de su gran apuesta para los carnavales. Los políticos, están convencidos de que esa es la puerta de entrada más segura para ocupar el despacho de la Alcaldía. ¿Qué nos diría quien se presenta en candidaturas enfrentadas al actual regidor? Tampoco hay mucho que pensar en este apartado. Habrá quien nos asegure que todo lo hecho por los actuales mandatarios -que son los mismos desde hace años- es un conjunto de meteduras de pata sin más. No sacaremos más que ese tipo de respuesta, sin especificar en qué se ha fallado. Y, no es que no lo sepan, sino que quien asevera que todo está mal, puede que también haya estado participando del mismo gobierno. Los habitantes de Santa Cruz, no tienen una oposición clara, pues existe el convencimiento de que voten lo que voten, siempre verán, al mismo, sentadito en la gran silla. El problema es que cuando en algún momento alguien pida paso, lo hará “prometiendo hasta meter…”. Y lo hará, con toda probabilidad, a ritmo de salsa y merengue. ¡Carnaval... carnaval…, carnaval te quiero…! Por mucho que ahora se recorran barrios y asociaciones para “escuchar” las necesidades de sus vecinos, el final se dilucidará en un taller de costura para hacerle, a la ciudad, un buen disfraz que compita con los de allá.

Y, así, lo podemos ver en cada uno de los pueblos de Tenerife (La Laguna, La Orotava... ¡todos!). Casi siempre con los mismos rostros solo que, ahora, han de reflejar la “paridad” ¿Qué es lo prioritario, la valía o el 50%? ¡Chi lo sa!

En Canarias, podríamos ver alguna diferencia en Los Cabildos, donde su Presidencia es elegida directamente por los votantes. Pero ¿qué puede pasar si quien elegimos en sufragio, no tiene la mayoría suficiente para llevar a cabo todos los proyectos con los que se presenta al cargo? En ese caso, estaremos ante un posible periodo de cuatro años de “secuestro” de la Institución por el resto de los partidos opositores; o ante un pacto de gobierno con alguno de ellos, con lo que, el manejo de los hilos, podría ser de quien tenga la sartén por el mango. El resto quedará en un limbo viendo el “andar de la perrita” y esperando la oportunidad de lanzar un voto de censura.

En el Gobierno Autonómico, la secuencia de la película, llevará unos derroteros similares a lo expuesto en los casos anteriores, Quien tenga más votos conseguidos, propondrá. Y, quien tenga menos escrúpulos para pactar, dispondrá. Después, cuando ya se esté a las puertas de un nuevo periodo electoral, puede que se echen los trastos a la cabeza y vuelta la mula al trigo. La población a lo suyo y practicando lo de mucho “larala” y poco “lerele”. ¡Bien nos gusta criticar, pero sin aportar! Lamentarnos, en lugar de actuar con tino a la hora de votar, nos resulta más fácil. ¿Nos mereceremos lo que nos toca en suerte? Cada vez que se vote al “menos malo” así será.

Con lo fácil que sería, si cada contrincante político pasara por ese casting previo para seleccionar a genta apta para ocupar las cabeceras de cada grupo -al menos hasta que tengamos listas abiertas-. ¿Se lo pueden imaginar? Podrían enfrentarse a situaciones variopintas: Usted no da la talla, Usted no tiene criterio, Usted da un perfil de marioneta, Usted sólo piensa en lo mejor para usted mismo y su grupo político. Nos costaría encontrar a alguien válido que se hiciera cargo de la responsabilidad de gestionar lo público; pero tal vez, nos iría mejor que con la estricta observancia del principio básico de la democracia: “El gobierno de las mayorías”. Han sido bastantes los casos en los que hemos sido testigos de gobiernos regidos por personas consideradas poco apropiadas para controlar las cuentas corrientes del Estado, de la Región o de los gobiernos locales y lo único que puede hacer la población, es maldecir la hora en la que se depositó el voto y esperar a la próxima para, probablemente, repetir el error.

Todo podría cambiar si se llevara cabo ese “casting externo” del que hablo, pues con esa selección previa para conformar las listas de candidaturas, la población estaría algo más segura de que, quien se presente, pueda estar mejor preparado que usando el sistema actual de compromisos inter partidos y/o fichajes estelares. Con ese proceso de selección previo, las personas candidatas habrían tenido que pasar por pruebas psicotécnicas, test de honestidad, entrevistas y, por qué no, pruebas objetivas de conocimiento de la zona y del área que pueden llegar a gestionar. El diploma que se expida, lo podrían presentar ante cualquier partido como “certificado de aptitud” más allá de ideales políticos. Se opta a un puesto de trabajo muy bien dotado y el pueblo merece asegurar su elección. ¡Marchando una de casting para los ilustres, por favor!


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