Es una apuesta por la conservación y la sostenibilidad, pues con la flora nativa se ahorra en agua y mantenimiento
El Cabildo de Gran Canaria inició la sustitución de la flora introducida que dominaba hasta ahora las áreas ajardinadas del Centro de Interpretación de Los Caserones, en La Aldea de San Nicolás, por un pequeño jardín botánico con cerca de cuatrocientos ejemplares de cardones, tabaibas y otras plantas propias de la vegetación costera y de la zona basal de la isla.
El proyecto que aborda el Instituto Insular para la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, con la colaboración del Servicio de Medio Ambiente del Cabildo, distribuirá por las áreas exteriores y los parterres interiores del Centro un total de veintiocho cardones, sesenta y cinco tabaibas dulces y otras tantas mamitas, setenta y cinco toldas, igual número de perejiles de mar, sesenta salados, siete balos y dos palmeras canarias.
Al tratarse de especies autóctonas propias del cinturón costero, se adaptarán perfectamente al clima, insolación y exposición a la salinidad, de modo que los requerimientos hídricos, así como su mantenimiento, serán los mínimos, por lo que la actuación supone también una apuesta por la sostenibilidad.
La intervención dará lugar a un nuevo recurso divulgativo para las personas visitantes, que podrán contemplar una muestra de flora canaria que arrojará luz sobre el desarrollo del ciclo vital de las zonas de cardonal y tabaibal. Este nuevo recurso sustituirá a las especies introducidas, esto es, no propias de la flora canaria, como turbitos o pimenteros de Brasil, hibiscos, casuarinas blancas o pino de mar, una palmera americana y una acacia cíclope, esta última además con estatus de invasora. Las actuaciones evitarán su propagación y dispersión.
Estas especies vegetales fueron introducidas en jardinería en múltiples espacios de Gran Canaria en distintos momentos de las pasadas décadas, cuando no se priorizaba el uso de la flora canaria ni se disponía de material en cantidad y calidad en viveros públicos (como todos los actuales del Servicio de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria) y privados, que desarrollan hoy en día una ingente labor para la reproducción, mantenimiento y puesta en valor de la rica biodiversidad florística insular.
Además, las especies no propias de los ecosistemas insulares demandan mayor mantenimiento e inversión, tanto en recursos personales como económicos, pues requieren más riego y gestión de jardinería, así como la constante limpieza de semillas y hojas. Por añadidura, aquellas consideradas invasoras entrañan una amenaza para la biodiversidad local.
Igualmente, la iniciativa del Instituto atiende a la recurrente demanda de la población local, así como a las sugerencias y peticiones de visitantes y otras entidades como el Ayuntamiento y asociaciones locales, y es coherente con los esfuerzos de Cabildo y otras instituciones y colectivos en el entorno del Humedal de La Marciega para la puesta en valor de su patrimonio natural y cultural.