Los manifestantes han explicado que se trataba de tinta roja biodegradable, por lo que evitan daños permanentes en las instalaciones de este edificio protegido por su valor no sólo simbólico y político, sino también artístico.
Estas personas, en torno a 50, definieron su protesta como un acto de "desobediencia civil no violenta".
Un día antes, este colectivo científico ya había manchado con este tipo de pintura la fachada del Ministerio de Educación al grito de "Revolución climática YA".
Este grupo es la división española que pertenece a una organización internacional llamada 'Scientist Rebellion', que se definen como "científicos por una Revolución Climática frente a la inacción política".